sábado, 28 de abril de 2012

Un dia en el RAFTING

Eran las 9.00 de la mañana cuando mis compañeros y yo estábamos montados en el autobús que nos llevaría dirección Arbo. Era un ambiente relajado, con bromas y chistes para poder hacer que el viaje fuera más llevadero.
Aproximadamente a las 11.15, y después de unas horas pesadas de autobús, llegábamos a la empresa con la que íbamos a realizar el descenso, ARREPIONS.
En ese momento mos empezaron a dar los trajes de neopreno y todo el material necesario para nuestra seguridad (cascos, chalecos, calcetines...) y rápidamente nos lo pusimos en los vestuarios.
Una vez preparados y con todo listo para meternos en materia, nos hicimos una foto todos juntos para ver que en el TAFAD somos como una familia.



Antes de empezar, también tuvimos una pequeña charla, en la que, además de darnos algún consejo, nos explicaron lo que teníamos que hacer en caso de peligro, para evitar así que por cualquier circunstancia hubiera un accidente grave.
Comenzaba la bajada.


Una vez pasado el nerviosismo de la primera vez, y de darnos las correspondientes explicaciones dentro de la lancha, comenzaba lo bueno: los rápidos, que hacían que te entrara agua en la lancha y que volcara, los remolinos, que no te dejaban salir y que te obligaban a remar con todas tus fuerzas para poder avanzar...






En plena bajada nos dieron la posibilidad de tirarnos de una roca a 6 metros de distancia con el agua y, por supuesto, casi todos nos tiramos. Era una sensación única, espectacular.
Ya hacia el final del recorrido, nos tiramos de la lancha y fuimos río abajo flotanto. ¡QUÉ PASADA! La corriente nos lleva a una velocidad interesante, metiéndonos en remolinos y haciendo que, de vez en cuando, tuviéramos que nadar para escapar de perligros. ¡Fue una experiencia fantástica! Lo malo es que todo lo bueno acaba pronto. Después de casi dos horas de descenso, todo terminaba y la gente ya quería repetir.
Les ayudamos a los monitores a recoger las lanchas. Luego, nos fuimos a quitar el neopreno y la ropa mojada para disfrutar de una gran ducha de agua caliente.
Esta actividad fue una en las que mejor me lo pasé, pues además pude hacerla con mis compañeros, que también son increíbles.
Después de despedirnos, tocaba el momento de regresar a Lugo. Hicimos una pequeña parada en A Cañiza para comer y otra vez al bus, aunque el ambiente ya era más calmado, pues mis compañeros iban durmiendo. A a¡las 18.30 llegamos a Lugo. Todo había acabado, pero el día había sido ESPECTACULAR.


Por último, un consejo: ¡ANIMAROS A PROBAR COSAS NUEVAS Y A DISFRUTAR DE ELLAS!
Por mi parte, nada más. Espero que os haya gustado este mini-diario sobre un día en el rafting.


Un saludo.


Rubén Sánchez

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